Anestesia
- Maca Arena
- 5 nov 2020
- 2 Min. de lectura

En algún cumpleaños de solo una cifra me regalaron un libro que se llamaba ‘Caldo de pollo para el alma’. Me resultó gracioso el concepto. No volví a pensar en eso hasta el día en que me puse a dieta y pensé que si había alimentos buenos para el cuerpo, también habría para la mente…
En los últimos meses me dediqué en cuerpo y alma a mejorar mi salud. Esa que se ve en las fotografías. No tenía mucho en qué pensar y, sinceramente, no me enorgullezco de que haya sido el monotema cada vez que me sentaba a convivir conmigo misma.
Vamos por la vida comiendo y haciendo ejercicio para estar sanos, pero nos seguimos diciendo cosas que engordan nuestros prejuicios, inseguridades y miedos. Hablamos de lo guapas que están las personas, pero seguimos viéndonos con toneladas de defectos.
Y deja tú el bullying que le hacemos a nuestro cuerpo… Me di cuenta que casi todo el tiempo me rondaban recriminaciones por mis fallos: podría haber escrito mejor esa columna, porque no sonreí a esa persona, porque no me levanté a las 6 de la mañana e hice una rutina militar de influencer de Instagram.
La realidad es que el Covid nos ha quitado la anestesia. Esas distracciones a las que acudíamos cuando no nos caíamos tan bien. Pero también nos quitó el caldo de pollo para el alma. Esas conversaciones infinitas en la terraza de un restaurante, esos conciertos donde gritaba las preocupaciones, los antros donde bailaba el estrés, los viajes donde sacaba a pasear lo cotidiano.
Aún así, entrada en la segunda oleada que inunda Barcelona… me gustaría pensar que no será igual que la primera. Que de alguna manera, esto no me toma desprevenida y que algún caldo está a punto de ebullición. Puede que no tenga los ingredientes a los que estaba acostumbrada. Puede que no tenga toda la sal necesaria para ahuyentar la tristecita que se le mete a una cuando no sale de cuatro paredes. Puede que no me quite el frío interior del todo…
Pero habrá que seguirle, porque aunque no quiera, este 2020 sigue su curso. No me dieron el ticket de devolución (¿o lo perdí?) y habrá que convivir con él y con el siguiente. Porque en peores campos hemos jugado y esto quedará en el anecdotario.
Así que heme aquí, encontrando la lista de cosas que me levantan el ánimo. Hay momentos en que la imaginación se me escapa y se le ocurren unas que atentan contra la sanidad pública. Habrá que controlarse.
Comments